En tres tiempos se divide la vida: En presente, pasado y futuro; de éstos el presente es brevísimo, el futuro dudoso y el pasado cierto... (Lucio Anneo Séneca)

miércoles, 20 de enero de 2010

Muhammad II " El Califa insensato "






Los descendiente del primer Califa Abderraman III, solo podían sentir como el imbécil de Hixam dejaba el poder en manos de Almanzor y de los hijos de éste.
El libertinaje, el desorden y la dejadez en los asuntos de Estado en el que cayó el Califato bajo la autoridad de Sanchuelo fue de tal calibre que alarmó e irritó a los cordobeses. 
Al saberse que Sanchuelo abrigaba intenciones de ser nombrado sucesor por el propio Hisham II, los diferentes pretendientes Omeyas cerraron filas entre sí y se prestaron a reclamar sus derechos al trono cordobés. 
Fue Muhammad al Mahdi, bisnieto del primer Califa, quien al mando de una gran ejército entró en Córdoba, las circunstancias se mostraron favorables a los intereses de los sublevados ya que sabían que Sanchuelo se hallaba haciendo la guerra contra los reinos cristianos del norte. 
Así pues, Muhammad penetró sin ningún problema en el Alcázar con algunos conjurados y una turba de cordobeses, obligando al títere Califa a que renunciara al trono en su favor... Hixam, débil de espíritu ni tan siquiera se resistió fue apresado por el que se auto proclamó Cuarto Califa, con el nombre de Muhammad II al-Mahdí bi-llah, "El bien guiado por Alá". Aunque no se atrevió a matar a Hixam, pensó que retirado y bien guardado no le molestaría y para dar apariencia de verdad a la falsa de haber terminado con la vida del desgraciado Califa, buscaron a un hombre muy parecido en edad y aspecto a Hixam, lo sacaron de su casa y lo estrangularon, colocándole en el lecho del Califa, para luego divulgar que había muerto de una grave enfermedad, declarando antes de morir como sucesor suyo, al hagih Muhammad.

A continuación permitió a sus tropas, compuestas de la gente más vulgar que pudo encontrar, someter a Al-Zahira, la residencia de Almanzor, a un terrible saqueo... Y cuentan, que cuando ya no quedaba nada que llevarse, Muhammad ordenó demoler completamente la ciudad en el menor plazo posible, para no dejar señal de aquella que quiso ser más bella que Al Zahra, la residencia de su bisabuelo.

Enterado de todo lo ocurrido en la ciudad, Sanchuelo regresó precipitadamente a Córdoba con intenciones de recuperar el poder pero, antes de llegar fue sorprendido por las tropas del nuevo Califa, que le estaban esperando... 
¿La ordenes del nuevo Emir? Que lo mataran, le rajaran el vientre, le sacaran las vísceras y rellenaran el cuerpo de plantas aromáticas a fin de conservarlo
Una vez que el cuerpo llegó a Córdoba la cabeza de Sanchuelo fue cortada, pinchada en una lanza y expuesta en una de las puertas del Alcázar, la puerta de Al-Suda.
Luego cogió al mejor de sus caballos donde le engancharon el cadáver decapitado y le dio galope corriendo con el cuerpo de Sanchuelo por toda la ciudad...

Sólo a partir de ese momento, Muhammad II comenzó a ser considerado como el nuevo Califa de al-Andalus y como tal, a recibir las correspondientes adhesiones y juramentos de fidelidad de los gobernadores de las marcas y provincias del Califato.

Aunque desgraciadamente Muhammad no supo aprovechar la situación, a pesar de la gran oportunidad que tuvo para hacerse querer y consolidar su autoridad en el trono, el nuevo Califa demostró ser tan imprudente o más que el propio Sanchuelo.
Se rodeó de una corte de visires incapaces y sin preparación alguna, escogidos todos ellos de entre sus amigotes de fiestas y francachelas, y empezó a vivir con un lujo desordenado...

A todo esto, mantenía oculto al destronado Califa Hisham II, fuertemente vigilado y privado de todos los placeres de los que tenía costumbre, sin tener valor para asesinarle, ante las posibles represalias que pudiera suscitar el regicidio.
Algunos familiares Omeyas sospechaban que Hisham no fue asesinado por lo que Muhammad se vio obligado a encarcelar a varios de sus propios parientes para cortar de raíz todo tipo de murmuraciones y suspicacias.
Uno de esos parientes encarcelados, Sulaymán, también bisnieto del gran Abd al-Rahman III, escapó y aprovechando la rebelión de los bereberes contra Muhammad II para que éstos le nombraran pretendiente al trono Califal.

A tal propósito, los bereberes no dudaron en firmar un tratado de alianza con el conde castellano Sancho García, ambos ejércitos vencieron a las tropas de Muhammad II en la batalla de Alcolea.
La guerra civil se cebó con Córdoba, los bereberes y Sulaymán se aliaron con el conde Sancho de Castilla para atacar la ciudad mientras Muhammad, envió a sus ricos amigos judíos que se trasladaran a Barcelona para conseguir ayuda y una alianza con el conde Ramón Borrell III. 
Cuando Sulaymán entró en Córdoba saqueando la judería y quemando casas y negocios... 
Las familias judías más poderosas que habían apoyado a al Califa fueron reducidas a la miseria y muchos optaron por el exilio. 
Muhammad II no pudo evitar la entrada de Sulaymán en Córdoba, pero intentó un último recurso sacando a la luz al cautivo Hisham II, al que la gran mayoría suponía ya muerto, aunque no tuvo éxito.

En vista de que su estratagema había fracasado, Muhammad II huyó precipitadamente a Toledo, donde aún mantenía fuertes alianzas y fidelidades...
Sulaymán se proclamó nuevo Califa con el título de al-Mustain bi-llah "El que busca el auxilio de Dios".El que busca el auxilio de Alá.
Mientras, en su provisional destierro toledano, Muhammad II consiguió levantar un ejército de unos cuarenta mil hombres, en su mayoría eslavos adeptos al general Wadih; además, contó con la colaboración de importantes contingentes catalanes al mando de los condes Ramón Borrell III de Barcelona y Armengol de Urgel.
Con una tropa tan impresionante, Muhammad II tuvo pocos problemas para derrotar a Sulaymán en una cruenta batalla, contienda que le permitió adueñarse, por segunda vez, del trono Califal.

Pero, al mes siguiente, Muhammad II se vio obligado a contestar a los ataques del derrocado Sulaymán en la serranía de Ronda, campaña que se saldó con el fracaso absoluto del Califa, donde perdió la mayor parte de sus mejores hombres.

De regreso a Córdoba para reorganizar a sus maltrechas tropas, los catalanes se negaron a prestar de nuevo su apoyo militar a Muhammad II, quien no tuvo más remedio que resignarse a su suerte y esperar en Córdoba a que las tropas de Sulaymán le dieran el golpe de gracia.
Durante la espera, Muhammad II manifestó su disoluto carácter, pues fue incapaz de organizar la ciudad para afrontar convenientemente los ataques del rebelde, por lo que el general Wadih, harto de un hombre tan falto de inteligencia como sobrado de vicios, resolvió asesinarle y reponer en el trono al títere Hisham II.
Así que Muhammad II fue ajusticiado por uno de los oficiales de Wadih en presencia del no menos inepto Hisham II. 

Pero eso, déjame que te lo cuente otro día.


Fuentes consultadas:
 Saladino por Julio Reyes Rubio- Breve historia de Andalucia de Manuel Peña Diaz- Wikipedia- El Islam y Al Andalus- Crónicas de la provincia de Córdoba de Manuel Gonzales Llana- La otra Córdoba de Galisteo Roger- Recuerdos y Bellezas de España de P. de Madrazo- Historia de los musulmanes en España de Reinhart Dozy- Foto recogida de internet- 

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